
Un silbido perenne
una sonrisa tímida,
unos ojos capaces
de captar los detalles,
un corazón enorme
que se ahoga de amor,
el gusto por lo simple
la expresión exquisita,
y unas manos prodigiosas
que nos cuentan tu alma.
Ese eres tú, Papá.
¡Feliz Día!
Marcelo y Marina